lunes, 11 de febrero de 2008

Deliciosa radicalidad

"Radical", del latín radix (raíz), significa refiriéndose a una convicción o punto de vista, profundidad, sustancia. No hay que confundirlo con fanatismo o extremismo, que no son más que propuestas que alejan del punto de vista o tema a tratar. Comienzo así porque tal vez lo que voy a plantear aquí a algunas y algunos les parezca algo radical en término despectivo, pero si quereis llamarme radical, aun sabiendo el significado del término...os lo agradezco!!!.

Mé gustaría hablar hoy del tema del aborto pero no desde la perspectiva del si o del no, más bien planteando un dilema que muchas y muchos no se plantean y es el siguiente:

"¿Tienen los hombres derecho a votar sobre una decisión que afecta al cuerpo femenino?".

Aunque muchos dicen que un hijo es cosa de los dos sexos (biológicamente hablando claro está), yo lo veo como algo mucho más profundo para la mujer, y ya que afecta a su estado físico y mental creo (sin ofender a los varones) que en este debate sobrais...

El embarazo es de la mujer, el parto es de la mujer...y el derecho a decidir, supongo que también lo es. España se caracteriza por someter a juicio cosas que en realidad no son tan enjuiciables, por escandalizarse y complicarse por cosas meramente sencillas (tal vez eso debería ir en la lista de costumbres españolas de Rajoy) y tal vez sea por eso por lo cual es necesario eliminar de determinados debates a partes que no los enriquecen.

Para debatir algo es importante saber cuáles son las opiniones que deben tener valor en el debate. Iglesia y género masculino a mi modo de entender algo tan delicado como el aborto no pintan demasiado a la hora de decidir.

Una postura así es tachada por la gran mayoría de mujeres y varones como radical o eso es lo que al menos yo he podido experimentar cada vez que he sacado el tema y al igual que hablo de la necesidad de poner unos lindes claros a determinados debates hablo también del conocimiento de determinados conceptos como es el caso de la palabra radical.

Sin más, opinad...(y llamarme radical porque...deliciosa radicalidad)