lunes, 10 de marzo de 2008

Una reflexión sobre la mujer, sobre el matrimonio y sobre la libertad sexual.

De los 867 millones de adultos que no saben leer ni escribir, el 64 % son mujeres, de los 113 millones de niños en edad escolar que no van a la escuela, la gran mayoría son niñas. Esta claro que intentar que las futuras mujeres aprendan e invertir para ello en su educación tiene unos claros efectos sobre el desarrollo sostenible y sobre la productividad, además de ayudar a construir espacios de igualdad.

Para que la mujer pueda defenderse necesita armas, más bien, una única arma, la cultura, sin ella no llegaría a ser posible ningún feminismo porque muchas no sabríamos ni siquiera identificar la discriminación.

La clave del día de la mujer de este año 2008 ha sido la de "Invertir en las mujeres y las niñas", sin embargo creo que ese compromiso solamente se verá cumplido cuando exista una voluntad política y social firme que determine que nosotras, es decir, más de la mitad de la población mundial, contamos y cuando se desarrolle un cambio radical de actitud hacia nuestros múltiples roles.

El rol como papel o función pone de manifiesto que por ejemplo, en el caso de las familias heterosexuales el hombre tiene el rol de cabeza de familia en múltiples países, pero la mujer sigue teniendo el rol de madre, esposa, ama de casa, trabajadora, cuidadora de ancianos y niños etc. Para el hombre los roles han cambiado poco a lo largo de los siglos, sin embargo para la mujer, crecen y no siempre se concilian de la mejor manera.

Personalmente, sentiré que puedo ser mujer en sentido pleno cuando no tenga que dejar a un lado la meternidad, cuando el embarazo, el parto o la baja por maternidad no sean vistas como una "enfermedad" o un obstáculo para las empresas (muchas veces capitaneadas por mujeres, lo más triste) y cuando en resumidas cuentas, ser mujer, no sea sinónimo de "pérdida" para el empresario, entre otras muchas cosas.

Es complejo ser mujer y es complejo ser feminista porque en ocasiones, esa sobrecarga de roles que acusa la mujer actual se traduce en una sobrecarga de causas a defender por el feminismo, que sin lugar a dudas abre un importante camino para todas nosotras.

En las familias heterosexuales la sobrecarga de roles cae directamente sobre la mujer, mientras que estas dedican una media de 5 horas a las tareas referidas al hogar, los hombres, con mucho, dedican una hora al día. Sin embargo, este asunto, aunque no de manera radical, es diferente en familias constituídas por dos mujeres o por dos hombres.

Las familias homosexuales demuestran un proyecto de vida totalmente diferente, en el cual, cada miembro puede desempeñar cualquier función, sin haber papeles claramente diferenciados, las responsabilidades se comparten y hay menor sobrecarga ya que esta se reparte entre ambos o ambas.

Los hogares tradicionales están dejando espacio a hogares cuyos miembros no son hombre + mujer (casi siempre en este orden) sino que son hombre+hombre y mujer+mujer, e matrimonio en la actualidad se conformó como un proyecto de vida común en el cual, por desgracia, el peso de ese proyecto era esencialmente descargado sobre la mujer.

La riqueza conceptual que rodeó al matrimonio desde la antigüedad, con expresiones como "proyecto de vida", "responsabilidad compartida", "compromiso público", "amor" etc es traspasada de un modo "verdadero" y no como simples palabras o expresiones al matrimonio entre gays y lesbianas.

Ningún ser humano es diferente por tener una condición sexual u otra, es más, tal vez sea necesario dejar de hablar de gays, lesbianas o heterosexuales, pero ese futuro de liberosexualidad, en que la gente sea capaz de ver que la interacción sexual va mucho más allá de encasillamientos esté muy lejano. Si para muchos de esos ultra católicos el "amor no tiene límites" lo más natural sería abalanzarnos contra esos límites tirándolos abajo y olvidando esos encasillamientos, que en ocasiones, no hacen más que dañar la identidad sexual y de género.

Sin embargo, hasta yo misma soy incapaz de dejar de etiquetarme, de encasillarme, tal vez, porque me sienta orgullosa de lo que soy, tal vez porque realmente no sea capaz de sentir nada hacia el otro sexo, no lo se, las etiquetas, como me dijo una vez una persona, no son del todo malas...¿cómo sin ellas podríamos defendernos?.