viernes, 22 de febrero de 2008

Libertad

Desde que leí a Sartre supe que como parte de la humanidad estaba destinada a ser libre por naturaleza, a pensar, a actuar, a amar e incluso a odiar de manera libre. En mi sueño de libertad acuné los más hermosos sentimientos, pude observar mi esencia en toda su plenitud, pude sacar lo mejor y lo peor de la loca humanidad y a su vez, aprendí a que la libertad era el bien más preciado y tal vez el único que iluminaba ese túnel tan oscuro llamado VIDA, ya que en la vida, la libertad se convirtió en mi única antorcha, la única que me salvaría poco a poco de envilecerme y de enloquecer ante la ceguera espiritual del mundo en que me había tocado vivir.

Estaba condenada a ser libre y por tanto, era responsable de mi acción y arrojada plenamente a ella, sin excusas y desde luego, sin marcha atrás, ya que la libertad, es como un delicioso paseo, en el cual poco a poco se observan todas las cosas y se llega a un estado espiritual, casi místico en el cual uno ya no siente el cuerpo más que como envoltorio terrenal y palpa más bien la sabiduría y la verdadera estética.

Cada persona debe inventar su camino y cada mujer, incluso, colocar los adoquines de este, no solo inventar camino al recorrerlo sino que debe construírlo, y sobre todo, suavizarlo, para que otras también puedan disfrutar de el, aprender de el y poco a poco, situarse en un mundo en el que puedan tener la certeza de nos ser nunca víctimas del menosprecio.

“El hombre es un lobo para el hombre”...y sin lugar a dudas, también para la mujer o más bien, sobre todo para esta por eso no quiero que mi sueño de libertad se vea limitado por la necesidad de ser perfecta para ellos, bonita para ellos, lista solamente en la justa medida para ellos y peligrosa al sobrepasar sus límites. Nunca una está segura, solo cuando es capaz de asegurarse su propia protección, lo está. Tal vez me vuelva loca identificando causas y males de nuestro sexo, que se ha convertido en un género potencialmente violable, y no solo en el ámbito físico sino también en el psicológico, que es tal vez en donde las heridas nunca se acaban de cerrar. A veces pienso que no puedo escapar de un mundo que en ocasiones atrapa, para en otras ocasiones, hacerme dormir en el sueño de una falsa libertad, sin embargo, prefiero volverme loca que dejarme pasar por este mundo sin apenas luchar por lo que creo y por lo único que me hace sentir libre, la propia lucha hacia la libertad.